domingo, 6 de noviembre de 2011

Actividad página 164

a.-Identifica los personajes que aparecen en la ilustración.

R: Estos personajes representan al clero y a los campesinos. Se pueden identificar fácilmente gracias a sus atuendos y a los elementos religiosos.

b.- ¿Qué simbolizan los esqueletos?

R: los esqueletos simbolizan las muertes causadas por la peste negra y la hambruna que azotaron a Europa en los últimos siglos de la época medieval (siglos xiv y xv dC.)

c.-¿Cuál será el mensaje que quiere transmitir esta ilustración?

R: El mensaje que quiere transmitir este grabado es que la muerte le llega a todos los grupos sociales, tanto a los campesinos, como al clero o a la aristocracia, sin restricción.

Actividad página 159

1.-¿ Cuántas cruzadas se realizaron y qué rutas siguieron?

R: hubo 8 cruzadas entre el siglo xi y el siglo xiv

Primera Cruzada

Al Papa Gregorio VII se debe la idea de que los países cristianos se unieran para luchar contra el común enemigo religioso que era el Islam.

El Papa Urbano II (1088-1099) fue quien la puso en práctica. En 1095, la invitación a la lucha contra los turcos arribaría en embajadas francesas e inglesas a las cortes de las naciones europeas medievales más importantes: Francia, Inglaterra, Alemania y Hungría (Hungría no se unirá a las primeras cruzadas por guardar el luto de 3 años del recientemente fallecido rey San Ladislao I de Hungría (1046-1095), quien antes de morir habría aceptado participar en la campaña de Urbano II). El llamamiento formal de Urbano II se sucedió en el penúltimo día del Concilio de Clermont (Francia), jueves 27 de noviembre de 1095, proclamó, al grito de '"Dieu lo volti"'(¡Dios lo quiere!), la denominada primera cruzada (1096-1099).

[editar] El paso de los cruzados por el Reino de HungríaLa predicación de Urbano II puso en marcha en primer lugar a multitud de gente humilde, dirigida por el predicador Pedro de Amiens el Ermitaño y algunos caballeros franceses. Este grupo formó la llamada Cruzada popular, de los pobres o Cruzada de Pedro el Ermitaño. De forma desorganizada se dirigieron hacia Oriente, provocando matanzas de judíos a su paso. En marzo de 1096 los ejércitos del rey Colomán de Hungría (sobrino del recientemente fallecido rey San Ladislao I de Hungría) repelerían a los caballeros franceses de Valter Gauthier quienes entraron en territorio húngaro causando numerosos robos y matanzas en las cercanías de la ciudad de Zimony. Posteriormente entraría el ejército de Pedro de Amiens, el cual sería escoltado por las fuerzas húngaras de Colomán. Sin embargo, luego de que los cruzados de Amiens atacásen a los soldados escoltas y matásen a cerca de 4000 húngaros, los ejércitos del rey Colomán fijarían una posición hostil contra los cruzados que atravesaban el reino vía Bizancio.

A pesar del caos surgido, Colomán permitió la entrada a los ejércitos cruzados de Volkmar y Gottschalk, a quienes finalmente también tuvo que enfrentar y derrotar cerca de Nitra y Zimony, luego de que igual que los otros grupos causasen incalculables estragos y asesinatos. En el caso particular del sacerdote alemán Gottschalk, éste entró en suelo húngaro sin autorización del rey y estableció un campamento en las cercanías del asentamiento de Táplány, luego de masacrar a la población local, lo que generó la ira de Colomán, y causó la expulsión por medio de la fuerza de los soldados germánicos "invasores".

Luego de esto, los húngaros detendrían las fuerzas del Conde Emiko (quien ya había asesinado en suelo alemán a cerca de 4000 judíos) cerca de la ciudad de Moson. Colomán de inmediato prohibió la estadía en Hungría de Emiko y se vio forzado entonces a enfrentar el asedio del conde germánico a la ciudad de Moson, donde se hallaba el rey húngaro. Las fuerzas de Colomán defendieron valientemente la ciudad y rompiendo el sitio lograron dispersar las fuerzas cruzadas del conde germánico.

Al poco tiempo, el rey húngaro forzó a Godofredo de Bouillón a firmar un tratado en la Abadía de Pannonhalma, donde los cruzados se comprometían a pasar por el territorio húngaro con un buen comportamiento. Tras esto, las fuerzas continuarían fuera de territorios húngaro escoltadas por los ejércitos de Colomán y continuarían hacia Constantinopla. A su llegada a Bizancio, el Basileus se apresuró a enviarlos al otro lado del Bósforo. Despreocupadamente se internaron en territorio turco, donde fueron aniquilados con facilidad.

Segunda Cruzada

Gracias a la división de los Estados musulmanes, los Estados latinos (o francos, como eran conocidos por los árabes), consiguieron establecerse y sobrevivir. Los dos primeros reyes de Jerusalén, Balduino I y Balduino II fueron gobernantes capaces que extendieron el reino a toda la tierra entre el Mediterráneo y el Jordán, e incluso más allá. Rápidamente se integraron en el cambiante sistema de alianzas locales y así pudieron verse enfrentamientos entre la alianza de un Estado cristiano con uno musulmán contra la alianza de otro Estado cristiano con otro Estado musulmán.

Sin embargo, a medida que el espíritu de cruzada iba decayendo entre los francos, cada vez más cómodos en su nuevo estilo de vida orientalizante, entre los musulmanes iba creciendo el espíritu de jihad o Guerra Santa, principalmente entre la población, movilizada por los predicadores contra sus impíos gobernantes, capaces de tolerar la presencia cristiana en Jerusalén e incluso de aliarse con sus reyes. Este sentimiento fue explotado por una serie de caudillos que consiguieron unificar los distintos Estados musulmanes y lanzarse a la conquista de los reinos cristianos.

El primero de estos fue Zengi, gobernador de Mosul y de Alepo, que en 1144 conquistó Edesa, liquidando el primero de los Estados francos. Como respuesta a esta conquista, que puso de manifiesto la debilidad de los Estados cruzados, el Papa Eugenio III, a través de Bernardo, abad de Claraval (famoso predicador, autor asimismo de la regla de los templarios) predicó en diciembre de 1145 la Segunda Cruzada.

A diferencia de la primera, en esta participaron reyes de la cristiandad, encabezados por Luis VII de Francia (acompañado de su esposa, Leonor de Aquitania) y por el emperador germánico Conrado III. Los desacuerdos entre franceses y alemanes, así como con los bizantinos, fueron constantes en toda la expedición. Cuando ambos reyes llegaron a Tierra Santa (por separado) decidieron que Edesa era un objetivo poco importante y marcharon hacia Jerusalén. Desde allí, para desesperación del rey Balduino III, en lugar de enfrentarse a Nur al-Din (hijo y sucesor de Zengi), eligieron atacar Damasco, estado independiente y aliado del rey de Jerusalén. La expedición fue un fracaso, ya que tras sólo una semana de asedio infructuoso, los ejércitos cruzados se retiraron y volvieron a sus patrias. Con este ataque inútil consiguieron que Damasco cayera en manos de Nur al-Din, que progresivamente iba cercando los Estados francos. Más tarde, el ataque por parte de Balduino II a Egipto iba a provocar la intervención de Nur al-Din en la frontera sur del reino de Jerusalén, preparando el camino para el fin del reino y la convocatoria de la Tercera Cruzada.

Tercera Cruzada

Las intromisiones del Reino de Jerusalén en el decadente califato fatimí de Egipto llevaron al sultán Nur al-Din a mandar a su lugarteniente Saladino a hacerse cargo de la situación. No hizo falta mucho tiempo para que Saladino se convirtiera en el amo de Egipto, aunque hasta la muerte de Nur al-Din en 1174 respetó la soberanía de éste. Pero tras su muerte, Saladino se proclamó sultán de Egipto (a pesar de que había un heredero al trono de Nur al-Din, su hijo de sólo 12 años y quien a la postre resultó envenenado) y de Siria, dando comienzo la dinastía ayyubí. Saladino era un hombre sabio y logró la absoluta unión de las facciones musulmanas, así como el control político y militar desde Egipto hasta Siria.

Como Nur al-Din, Saladino era un musulmán devoto y decidido a expulsar a los cruzados de Tierra Santa. El Reino de Jerusalén, regido por el Rey Leproso, Balduino IV de Jerusalén, y rodeado ya por un sólo Estado, se vio obligado a firmar frágiles treguas seguidas por escaramuzas, tratando de retrasar el inevitable final.

Tras la muerte del rey Balduino IV de Jerusalén, el Estado se dividió en distintas facciones, pacifistas o belicosas, y pasó a convertirse en rey, debido al enlace matrimonial que mantenía con la hermana del fallecido patriarca, el general en jefe del ejército unido de Jerusalén: Guy de Lusignan. El mismo apoyaba una política agresiva y de no negociación con los sarracenos y abogaba por su sometimiento y derrota en combate, cosa a la que sus detractores se oponían habida cuenta de la inferioridad numérica que los cristianos tenían ante las tropas de Saladino. La radicalidad religiosa y el apoyo al brazo más radical de la orden de los Templarios en sus ataques a diversas localidades y estructuras sarracenas desembocarían en un enfrentamiento final entre Guy de Lusignan y el propio Saladino. De hecho, se hace culpable a Guy de lusignan de la derrota y pérdida de Jerusalén por su obsesión en enfrentarse al ejército de Saladino y su falta de visión para la protección de la ciudad y de sus habitantes.

Krak de los Caballeros. Esta fortaleza, considerada inexpugnable, controlaba el paso del interior de Siria a la costa y estuvo bajo el mando de los Caballeros Hospitalarios hasta 1271, cuando perdidos los territorios cristianos, se les permitió la salida de sus caballeros a Chipre.Reinaldo de Châtillon era un bandido con título de caballero que no se consideraba atado por las treguas firmadas. Saqueaba las caravanas e incluso armó expediciones de piratas para atacar a los barcos de peregrinos que iban a La Meca, ciudad muy importante para los musulmanes. El ataque definitivo fue contra una caravana en la que iba la hermana de Saladino, que juró matarlo con sus propias manos.

Declarada la guerra, el grueso del ejército cruzado, junto con los Templarios y los Hospitalarios, se enfrentó a las tropas de Saladino en los Cuernos de Hattin el 4 de julio de 1187. Los ejércitos cristianos fueron derrotados, dejando el reino indefenso y perdiendo uno de los fragmentos de la Vera Cruz. Saladino mató con sus propias manos a Reinaldo de Châtillon. Algunos de los caballeros Templarios y Hospitalarios capturados fueron también ejecutados. Saladino procedió a ocupar la mayor parte del reino, salvo las plazas costeras, abastecidas desde el mar, y en octubre del mismo año conquistó Jerusalén. Comparada con la toma de 1099, esta fue casi incruenta, aunque sus habitantes debieron pagar un considerable rescate y algunos fueron esclavizados. El reino de Jerusalén había desaparecido.

La toma de Jerusalén conmocionó a Europa y el papa Gregorio VIII convocó una nueva cruzada en 1189. En esta participaron reyes de los más importantes de la cristiandad: Ricardo Corazón de León (hijo de Enrique II y de Leonor de Aquitania), Felipe II Augusto de Francia y el emperador Federico I Barbarroja (sobrino de Conrado III). Éste último, al mando del grupo más poderoso, siguió la ruta terrestre, en la que sufrió algunas bajas. Cerca de Siria, sin embargo, el emperador murió ahogado mientras se bañaba en el río Salef (en la actual Turquía) y su ejército ya no continuó hacia Palestina. Barbaroja durante su estadía en el Reino de Hungría le había pedido al príncipe Géza, hermano del rey Béla III de Hungría que se uniése a las fuerzas cruzadas, así, un ejército de 2.000 soldados húngaros partió al lado de los germánicos. Si bien luego de los conflictos bélicos el rey húngaro habría llamado de regreso a sus fuerzas, su hermano menor, Géza, permaneció en Constantinopla y desposó a una noble bizantina, puesto que no tenía buenas relaciones con Béla III.

Los ejércitos inglés y francés llegaron por la ruta marítima. Su primer (y único) éxito fue la toma de Acre el 13 de julio de 1191, tras la cual Ricardo realizó una matanza de varios miles de prisioneros. Esta matanza militarmente le dio oxígeno para seguir hacia el sur a su meta final: Jerusalén, y además le valió el nombre por el que sería reconocido en la historia, Corazón de León.

Cuarta Cruzada

Tras la tregua firmada en la Tercera Cruzada y la muerte de Saladino en 1193, se sucedieron algunos años de relativa paz, en los que los Estados francos del litoral se convirtieron en poco más que colonias comerciales italianas. En 1199, el Papa Inocencio III decidió convocar una nueva cruzada para aliviar la situación de los Estados cruzados. Esta Cuarta Cruzada no debería incluir reyes e ir dirigida contra Egipto, considerado el punto más débil de los estados musulmanes.

Al no ser ya posible la ruta terrestre, los cruzados debían tomar la ruta marítima, por lo que se concentraron en Venecia. El dux Enrico Dandolo se coaligó con el jefe de la expedición Bonifacio de Montferrato y con un usurpador bizantino, Alejo IV Ángelo para cambiar el destino de la cruzada y dirigirla contra Constantinopla, al estar los tres interesados en la deposición del basileus del momento, Alejo III Ángelo.

Inicialmente, los cruzados fueron empleados para luchar contra los húngaros en Zara, por lo que fueron excomulgados por el Papa. Desde allí se dirigieron hacia Bizancio, donde consiguieron instalar a Alejo IV como basileus en 1203. Sin embargo, el nuevo basileus no pudo cumplir las promesas hechas a los cruzados, lo que originó toda clase de disturbios. Fue depuesto por los propios bizantinos, que coronaron a Alejo V Ducas. Esto provocó la intervención definitiva de los cruzados, que conquistaron la ciudad el 12 de abril de 1204. El saqueo de la ciudad fue terrible. Miles de cristianos (incluyendo mujeres y niños) fueron asesinados por los cruzados. Desvalijaron y destruyeron mansiones, palacios, iglesias y la propia basílica de Santa Sofía. Europa occidental recibió un aluvión de obras de arte y reliquias sin precedentes, producto de este saqueo.

Con ello llegaba a su fin el Imperio Bizantino, que se desmembró en una serie de Estados, algunos latinos y otros griegos. De éstos, el llamado Imperio de Nicea conseguiría restaurar una sombra del Imperio Bizantino en 1261.

Los cruzados establecieron el llamado Imperio Latino, organizado feudalmente y con una autoridad muy débil sobre la mayoría de los territorios que supuestamente controlaba (y nula sobre los Estados griegos de Nicea, Trebisonda y Epiro).

La Cuarta Cruzada asestó un doble golpe a los Estados francos de Palestina. Por un lado, les privó de refuerzos militares. Por otro, al crear un polo de atracción en Constantinopla para los caballeros latinos, produjo la emigración de muchos que estaban en Tierra Santa hacia el Imperio Latino, abandonando los Estados francos.

Quinta Cruzada

La V Cruzada fue proclamada por Inocencio III en 1213 y partió en 1218 bajo los auspicios de Honorio III, uniendóse al rey cruzado Andrés II de Hungría, quien llevó hacia oriente el ejército más grande en toda la Historia de las Cruzadas. Como la IV Cruzada, tenía como objetivo conquistar Egipto. Tras el éxito inicial de la conquista de Damieta en la desembocadura del Nilo, que aseguraba la supervivencia de los Estados francos, a los cruzados les pudo la ambición e intentaron atacar El Cairo, fracasando y debiendo abandonar incluso lo que habían conquistado, en 1221.

Sexta Cruzada

La organización de la VI Cruzada fue un tanto audaz. El papa había ordenado al emperador Federico II Hohenstaufen que fuera a las cruzadas como penitencia. El emperador había asentido, pero había ido demorando la partida, lo que le valió la excomunión. Finalmente, Federico II (que tenía pretensiones propias sobre el trono de Jerusalén) partió en 1228 sin el permiso papal. Sorprendentemente, el emperador consiguió recuperar Jerusalén mediante un acuerdo diplomático. Se autoproclamó rey de Jerusalén en 1229 y también obtuvo Belén y Nazaret.

Séptima Cruzada

En 1244 volvió a caer Jerusalén (esta vez de forma definitiva), lo que movió al devoto rey Luis IX de Francia (San Luis) a organizar una nueva cruzada, la Séptima. Como en la V, se dirigió contra Damieta, pero fue derrotado y hecho prisionero en Mansura (Egipto) con todo su ejército.

Octava Cruzada

Vuelto a Francia, el mismo rey emprendió la llamada VIII Cruzada (1269) contra Túnez, aunque en realidad era un peón en los intereses de su hermano Carlos de Anjou rey de Nápoles, que quería evitar la competencia de los mercaderes tunecinos. La peste acabó con el rey Luis y gran parte de su ejército en Túnez (1270).

Aunque algunos papas intentaron predicar nuevas cruzadas, ya no se organizaron más y, en 1291, los cruzados evacuaron sus últimas posesiones en Tiro, Sidón y Beirut tras la caída de San Juan de Acre. A fin de cuentas, el único triunfo relevante de la Cristiandad durante los dos siglos de más de ocho cruzadas fue la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillon en la primera cruzada en el año 1099, la cual, a pesar de las innumerables matanzas de sarracenos, judíos (hombres, mujeres y niños), logró sostener la Ciudad Santa por muchos años, y encontró los objetivos marcados inicialmente por los defensores de la idea de reconquistar la tierra llamada santa para los cristianos de Europa.

3.-R:

1.

o Consecuencias religiosas: Presentaron a los Papas como los jefes supremos del mundo cristiano. Asimismo, contuvieron el impulso conquistador del Islam.

o Consecuencias políticas: debilitaron al feudalismo y robustecieron el poder del rey.

o Consecuencias económicas: abrieron el comercio del Mediterráneo a los pueblos de Europa Occidental (Génova, Venecia y Pisa).

o Consecuencias sociales: el desarrollo del comercio originó el enriquecimiento de la burguesía o clase social que vivía en las ciudades. Además, nacen los apellidos.

o Consecuencias intelectuales: las cruzadas produjeron un renacimiento de la literatura, del arte y de las ciencias.

Actividad página 163

El siguiente texto muestra una reflexión sobre las condiciones que se consideraban favorables para el desarrollo de los estudios. Léelo con atención:

‘’En qué lugar debe ser establecido el estudio y cómo deben estar seguros los maestros y los estudiantes que ahí van a aprender.

De buen aire y de hermosos paseos debe ser la villa donde se establezcan los estudios, para que los maestros que enseñen los saberes y los estudiantes que los aprendan vivan sanos, y en él puedan descansar y recibir placer cuando se levanten cansados del estudio; y además debe ser abundante en pan y vino y buenas posadas en que puedan morar y pasar su tiempo sin gran costo. Y además decirnos que los ciudadanos de aquel lugar donde fuere hecho el estudio deben honrar mucho y cuidar a los maestros y a los estudiantes y a todas sus cosas’’.

a) Identifica las condiciones que el autor considera relevantes para el desarrollo óptimo de los estudios universitarios.

- El lugar donde estudien los alumnos deben ser agradables a la vista, limpios y lleno de atenciones sin un gran costo.

b) Comenta y reflexiona con tus compañeros y compañeras las condiciones de estudio que para ustedes son imprescindibles y compáralas con las de los estudiantes del siglo XII. ¿Han cambiado mucho de los tiempos?

- No han cambiado mucho, aún se trata de mantener esta línea para asegurar a los estudiantes y maestros un clima agradable.

Actividad página 153

Haciendo uso de tu capacidad de reflexionar y de fundamentar así como de relacionar el pasado con el presente, expresa tu opinión sobre:

a) ¿Cuál o cuales de los valores mencionados están todavía vigentes en nuestra sociedad?

b) ¿Te identificas con alguno de esos valores?

c) Compara el significado de ser caballero en la edad media y en la actualidad

A) Con respecto a la palabra de un caballero y de su juramento ya no queda nada porque hoy en día no se confía tanto en la palabra de las personas sino que valen más los escritos como contratos, acuerdos, tratados, etc. Esto como medio para tener alguna prueba en caso de que se generen conflictos legales.

B) Identificarse cien por ciento es complicado pero tener algo de ellos es más factible. Como ya antes dicho estamos en una sociedad en donde ya se ha dejado “la palabra de honor” de lado. Y por lo tanto hablar de lealtad fidelidad y honor es algo complicado.

C) Ser caballero en la edad media era como tener ese honor que muchos anhelaban era como llegar a ser alguien importante, caballero de batalla, tener habilidades para la guerra.

Ser caballero hoy en día es ser una persona con educación, amable, respetuosa, etc. También hay personas que creen que ser un caballero es llenar a una mujer de regalos, atenderla hasta en el más mínimo detalle pero esa es una visión desde el punto de vista sentimental y solo de un grupo minoritario.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La Iglesia en la Edad Media


La Iglesia católica fue el más poderoso pilar de la sociedad en la época feudal. Tuvo influencias profundas en todos los órdenes de la vida del medioevo, y ningún sector de la sociedad se mantuvo ajeno a dichas influencias. Diversas circunstancias explican esta extraordinaria influencia eclesiástica durante esta etapa de la historia europea y las profundas huellas culturales y religiosas que dejaron en Europa y el mundo occidental.

La unidad y la universalidad de la fe cristiana caracterizaron la vida religiosa medieval. Ninguna religión disputó, en efecto, al catolicismo durante la Edad Media el gobierno de las almas en la Europa de Occidente. Y más aún, la Iglesia, apoyada en los poderes temporales, combatió en las cruzadas a los musulmanes en el Medio Oriente y en Europa, en el período posterior al siglo VII d. C.

Otra de las circunstancias que explican la influencia de la Iglesia es el predominio cultural del clero (sacerdotes, obispos y cardenales), casi la única clase letrada durante la Edad Media. Los campesinos, por lo agobiador de su trabajo, y los nobles, por su poca preocupación para la vida del espíritu, fueron, en su mayoría, analfabetos. En aquellos años ser laico (no miembro formal de la Iglesia) era estar al margen del saber letrado.

Las escuelas fueron, además, anexos de las catedrales y de los monasterios y en ellas oficiaban de maestros los sacerdotes y los monjes, que impartían gratuitamente los sencillos conocimientos de lectura, escritura, doctrina cristiana y canto. También, en las universidades, pese a no ser por su origen creación eclesiástica, la mayoría del profesorado estuvo representado por hombres de Iglesia. El monopolio cultural del clero y la eficacia de su actividad docente arraigaron, sólidamente, su autoridad y su prestigio.

Una tercera circunstancia corresponde a la íntima conexión entre la Iglesia y el poder civil. La Iglesia no solo tuvo a su alcance los medios de acción espirituales, sino también la fuerza material ejercida por el estado o el brazo secular, como entonces se decía.

Un cuarto elemento que marcó directamente la influencia de la Iglesia fue su organización, pues esta institución poseía una severa disciplina, una administración bien regulada y una jerarquía rigurosa, que le aseguraron un firme y eficaz gobierno.

lunes, 24 de octubre de 2011

Actividad de página 155



I.-Después de leer la descripción de la economia feudal y del trabajo agrícola desarrollar las suiguientes actividades destinadas a fortalecer y comprender y sentitezar información.


a) Prepara un dibujo, collage o esquema que represente un feudo con todos los elementos que aparecen descritos en el texto, incluyendo la distribución de tierras y las personas que en él habitan.

b) Hagan una lista con todos los elementos que incluyeron en su dibujo y asígnale un número


c) Preparen una definición corta para cada término

1. Reserva: El señor era el encargado de explotarlas y dueño de todos los productos que ellas podían producir. En estas tierras trabajaban los siervos de la gleba.


2. Iglesia: casi siempre estaba cerca del castillos y se econtraba rodeada de casas parroquiales.


3. Bosque: en este territorio los señores reservaban el derecho de la caza, pero los villanos podian aprovecharlos sacando leña.

4. Clérigos: es el nombre colectivo que engloba de forma general a los que han sido ordenados en el servicio religioso.


5. Nobles: era sinónimo de privilegios y de pertenecer a un orden social diferenciado y jerárquicamente superior, independientemente de las riquezas que se tuviera.


6. Animales de Labranza: animales, especialmente el buey, que se les coloca una collera rígida y el yugo sobre los cuernos. Algunos campesinos de la edad media eran muy pobres para tener animales de labranza. Picota: instrumento de labranza, utilizado para romper la tierra.


7. Picota: instrumento de labranza, utilizado para romper la tierra.

8. Mansus o Lotes: porciones de tierras dadas por el señor a los villanos que las explotaban en beneficio propio, a cambio de pagar un censo o renta y prestar servicios personales al señor. En censo era pagado en especies, aves, huevos, miel, tela, granos, etc.


9. Castillo: Casa señorial, en donde estaban los talleres m molino, hornos, establos, almacenes y otros.

10. Azadón: instrumento de labranza, utilizado para cavar en tierras duras o cortar raíces delgadas.


11. Campesinos: se dividían en siervos de gleba (no recibían salario y apenas alimentos para su subsistencia) y villanos (estaban obligados a prestar servicios personales al señor)


c) diseñen un crucigrama con todas las palabras definidas


miércoles, 12 de octubre de 2011

Contrato Feudal


El contrato feudal entre el señor y su vasallo se sellaba a través de la ceremonia del vasallaje. Los ritos que se realizaban debían cumplirse en forma exacta:

Homenaje y juramento: el vasallo se arrodillaba ante el señor, colocando sus manos entre las de él y expresaba el deseo de ser hombre suyo, jurando fidelidad. El beso entre ambos sellaba la fe jurada.

Investidura: Como acto de concesión de la propiedad, el señor entregaba al vasallo un elemento simbólico.

Así como el vasallo estaba obligado a prestar servicios militares, auxilio monetario y brindar consejo al señor; a su vez el señor estaba obligado a proteger a su vasallo y velar por el buen futuro de su familia en caso de que el vasallo muriese. El incumplimiento del contrato constituía la felonía (deslealtad, traición):

-El incumplimiento por parte del vasallo implicaba el despojo de su feudo.

-El incumplimiento por parte del señor traía como consecuencia la desnaturalización del vasallo que podía abandonar a su señor y procurarse otro mejor.


fuente: http://www.escolar.com/avanzado/historia026.htm